Una propuesta experimental de acción en vivo y que sin embargo tienen el carácter intimista, meditativo y concentrado de los rituales tibetanos en los que los monjes elaboran mandalas con tierras de colores. Ritual y minimalista también por la su expresión esencial con pocos elementos como lo haría el diseño tradicional de jardines japoneses cuando dispone arena y piedras, buscando un equilibrio asimétrico de las formas.
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